jueves, 16 de julio de 2009

"El pico llegará cuando se reanuden las clases"

Mientras Macri llama a volver al trabajo

Emilio Santabaya, ex director del Malbrán, acaba de denunciar que “en 2004 la OMS envió un informe a la Argentina, que advertía sobre una posible epidemia de gripe que podría ser 900 veces mayor respecto del valor de las habituales (...) Pasó un lustro y la Argentina, que sabía entonces que iba a venir una epidemia, no hizo nada”. Santabaya opina que “estamos ante una danza alocada en la que todos opinan como si supieran y lo extraño es que en el famoso comité de crisis no hay médicos especialistas en problemas respiratorios, como neumonólogos” y cita ejemplos de varios disparates de consecuencias funestas. Por ejemplo, se extraña de que el infectólogo Daniel Stambulián “recomiende abiertamente” el tamiflu: “No es un medicamento para tomar por las dudas. Tiene contraindicaciones neuropsiquiátricas”, explica. Por el otro lado, afirma que “es un error informar que, si no registra más de 38 grados de temperatura no se deben realizar consultas. La mayoría de las personas tiene fiebre, pero depende de cada ser humano cuánta temperatura levanta”.

Indek sanitario

Cuando la responsabilidad del gobierno por la extensión y consecuencias de la epidemia de gripe A se torna irrefutable, el jefe de gabinete, Aníbal Fernández, estrenó el cargo calificando de “chantas”, sin nombrarlos, a Médicos Sin Fronteras, porque denunciaron que el número de muertos por la gripe A “duplica o triplica” el del gobierno. Hasta el compañero de gabinete de Fernández, el ministro de Salud, Juan Manzur, “admitió que la cantidad de muertos puede ser superior” a los que reconoce el gobierno (El Cronista, 13/7). Hace semanas que los datos de Nación contradicen los provinciales, aunque también los gobernadores los dibujan.

Según la ministra de Salud de Santa fe, Débora Ferrandini, “cuando la magnitud de una epidemia no se reconoce como tal, es muy fácil ocultar una muerte por gripe A detrás de otra patología respiratoria, como una neumonía. No es que Santa Fe tenga más muertes, simplemente no las oculta” (La Capital, 10/7). Según Ferrandini, las estadísticas de Macri, Scioli y Schiaretti son “sencillamente ridículas”. Al gobierno le toman el pelo hasta las empresas funerarias, que se enteran de la causa de muerte por las familias y no por los certificados de defunción. “En mi empresa ya velamos unas 20 personas con ese diagnóstico... ¿quiere decir que velamos un cuarto de los muertos del país?”, se preguntó no sin ironía un empresario del sector” (La Nación, 13/7).


“Estamos en plena epidemia”

Santabaya, que considera gravísima “la falta de directivas unificadas”, advierte que “la OMS dijo que el pico de esta enfermedad llegaría en la semana 29, justo cuando nuestras autoridades dispusieron que se reanuden las clases” (La Nación, 13/7). La OMS es denunciada por voceros del oficialismo como una sucursal de los laboratorios internacionales, cuyo interés es sembrar el alarmismo para promover la venta de sus medicamentos. Exactamente lo contrario del intento de desmovilizar a la población con el cuento de que el pico de contagio ya pasó porque disminuyeron las consultas en los hospitales. “El pico pasó hace unos días. Invitamos a retomar la actividad normal, a cuidar nuestros empleos”, dijo Mauricio Macri, preocupado por el ausentismo, aunque el sábado había 1.500 internados y 200 casos críticos solamente en la ciudad (La Nación, 11/7). El bonaerense Claudio Zin, en cambio, deshoja la margarita: cree que “puede ocurrir que siga disminuyendo, pero también puede existir un ligero repunte en las próximas semanas. Eso no lo sabemos”, precisó.

Las “visiones optimistas” fueron drásticamente refutadas por los especialistas, que explican que la baja en las consultas “se dio, fundamentalmente, entre los menores” y la adjudican “a la suspensión de las clases”. “Las consultas en adultos se mantienen constantes y aún estamos en plena epidemia. No se puede hablar de amesetamiento ni de curva descendente. Aventurarse con pronósticos demasiado alentadores es muy riesgoso, porque se corre el peligro de que la gente baje la guardia”, retrucó Jorge San Juan, jefe de terapia intensiva del Muñiz y coordinador del Comité de Emergencia. Eduardo López, otro integrante del Comité y jefe del Departamento de Medicina del hospital Gutiérrez, señaló: “Hay que apuntar a la prevención más que nunca. Estamos en plena epidemia, y es esperable que se presenten una gran cantidad de nuevos casos”, especialmente en las provincias. Solamente Alejandro Vilela, de la Universidad Austral, señaló una obviedad: “Los pacientes no consultan por miedo a entrar en los hospitales” (La Nación, 13/7).

Es imperioso multiplicar los comités de crisis en cada hospital, escuela, lugar de trabajo, para que gestionen los recursos y tomen en sus manos la defensa de la población.

O.C

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